Francia pasa del 5º al 3º puesto de los países más atractivos para jóvenes diplomados a nivel mundial, según la OCDE.
Así es, Francia es uno de los países más atractivos para trabajar del mundo: la investigación, la educación superior y el mercado de trabajo de alto nivel son su mayor atractivo, en un mundo cada vez más globalizado. Desde el gobierno francés se considera a los estudiantes e investigadores extranjeros como una riqueza para el país.
La movilidad no es una “alternativa a un país de origen sin futuro”, es una decisión que se inscribe en un proyecto profesional pensado y meditado. El horizonte de los jóvenes trabajadores es hoy mundial: adquirir una experiencia profesional en el extranjero es una oportunidad irreemplazable, para adquirir nuevos conocimientos y enriquecerse culturalmente. Explorar nuevos horizontes es una oportunidad única que no debe dejarse escapar. Es importante evitar replegarse sobre sí mismo, sino más bien, yendo al encuentro del otro, con la idea en mente de crecer como personas.
Ir a trabajar a Francia u otro país es una mejora en tus competencias como trabajador, mejorando tu competitividad, tu fortaleza interior y tu atractivo para otras empresas, en cualquier mercado laboral. También puedes volver con nuevos talentos, con ganas de ser emprendedor y crear tu propia empresa, para crear nuevos puestos de trabajo.
Lo más importante está en tu forma de percibir tu expatriación. Míralo como una oportunidad, como algo positivo, duro sí, pero que te hará sacar lo mejor de tu mismo.